Algunos entrevistan a Letizia Ortíz de mentirijillas, otros a santos, y yo entrevisto a España.
-Buenos días España.
-Buenos días, bon dia, bos días, egun on.
-Empezamos bien la entrevista ¿En qué idioma la hacemos?
-Si quieres, Vicent amigo mío, en el idioma «común» a la mayoría de mi ser, aunque ya te digo yo que sueño en 4 idiomas distintos, soy políglota declarado, y aunque durante una época intentaron que me dejara las lenguas, ahora estoy muy metido en el plurilingüismo y eso que me dicen que no sirve para mucho, que aprenda inglés.
-Perfecto. Vamos con la entrevista, no le importará que le tutee.
-Para nada, soy muy campechano, como mis dirigentes (risas).
-Iba a empezar con otras preguntas, pero no puedo dejar de observar su aspecto descuidado, desaliñado, su falta de higiene, y su olor a ajo.
-Lo del olor a ajo es sólo a la hora de comer, que yo soy mucho de gazpachos y sofritos, y oiga, mejor oler a ajo que a pescado podrido que huelen algunos que yo me sé, además por eso aquí no hay vampiros, ha visto alguno, pues «eau d’ail». Lo otro es un problema que viene de lejos, siempre he sido descuidado, me da por comprarme ropa y zapatillas caras pero luego no me lavo mucho, y la ropa la llevo muy limpia, pero no puedo evitar ensuciarme rápido. Además como estoy la mayor parte del tiempo parado no tengo mucho presupuesto para invertir en el aspecto exterior, me lo gasté todo en cosas que no uso.
-¿Qué ve usted cuando se mira al espejo?
-Que estoy en el centro del mundo (risas) en serio en todas las fotos de familia me ponen en el centro, cuando nos juntamos los colegas en la ONU abrimos los atlas con las fotos de familia, y todos me dicen que guapo estás, allí en el centro, ni grande ni pequeño, ni frío ni calor, en el continente justo, en el hemisferio justo… tienen un montón de envidia, pero claro es porque sólo ven lo de fuera y en foto quedo genial, pero no ven lo que pasa de cada para adentro ni mis problemas de salud.
-¿Está mal la cosa en casa?
-Bastante mal, soy un poco bipolar sabe usted, y a veces tengo la sensación de que uno de mis brazos se quiere separar de mi cuerpo, y me entran ganas de hacer como Piccolo en Dragon Ball o mejor dicho Satanás Cor Petit en Bola del Drac y arrancármelo, pero el resto de mi cuerpo no quiere que me lo quite, y ahí tengo a ese brazo díscolo dándome hostias a mi mismo. También tenía un órgano afectado de una enfermedad autoinmune, parece que ya estoy mejor de eso, no hace daño a los demás órganos, pero creo que es una parte de mi irrecuperable. Mis hijos se van a buscarse la vida a casa de otros países porque no los puedo mantener, a los mayores de la familia no les da para las medicinas… Y luego están ya mis problemas mentales.
-¿Cuales son esos problemas mentales de los que usted me habla, bipolaridad dice?
Sufro de una enfermedad denominada autoodio que me lleva a desprestigiarme a mi mismo allá donde voy. Es una sensación rara, el sentimiento de «españolidad» lo tengo por algunas partes de mi cuerpo, mientras que otras partes reniegan de mi mismo. A veces voy por alguna parte de mi casa diciendo que soy español y me siento fascista, otras tengo que decir bien alto que soy español para no generar autorechazo y sentirme marginado. Tengo un enorme lío de identidad, igual es que mi bandera sólo representa una parte de mi, igual es que tengo a unos gestores que no hacen más que confundirme para seguir gestionándome, sin importarles mi salud o mi economía, sino simplemente por mantener el poder.
Hábleme de esos gestores…
Bueno al final no me está tuteando, y me parece genial porque soy una institución, que yo tengo más historia que casi nadie en este mundo… Volviendo a mis gestores, son un desastre me han llevado a un estado financiero lamentable, me han hecho comprar un montón de juguetes y por eso estaba contento. Me animaban a comprar casas, a meterme en guerras, a sacar pecho, y bueno también a algunas cosas como a ser más tolerante o conducir con más cuidado. Pero entre todos han conseguido que no pueda pagar la hipoteca y que el banco me haya embargado; que mis hijos pasen hambre; y que mis ahorros se los haya quedado el banco y no mi familia que era la que lo necesitaba. Pero vamos, que voy a cambiar de gestores en breve, lo que pasa es que los actuales gestores me meten el miedo en el cuerpo y al final nunca me atrevo a hacer un cambio radical.
Las cosas parece que no le van muy bien, aún así usted siempre ha sido muy fiestero, la alegría del vecindario.
Eso es cierto, ya no me da para salir 4 días por semana por cuestión de economía y edad, así que salgo uno o dos a lo sumo, hago algún botellón en verano me relajo un poquito más, pero en general a fiesta no me gana nadie. Todos quieren venir a mi casa a beber y bailar, bañarse en la playa y desfasar con drogas y alcohol. Ahí soy el número uno mundial, nadie me gana a que vengan amigos a emborracharse y drogarse a mi casa.
¿Le quieren entonces por su casa de la playa?
Bueno, algunos vienen a ver mi colección de cuadros, otros a probar mi cocina, que es única, pero mayormente vienen porque tengo casa en la playa.
¿Eso le molesta?
No es que me moleste, pero me lo dejan todo lleno de arena y no me ayudan ni a pagar a la chica de la limpieza, que son muy rácanos ellos. Sobretodo mi amigo el francés, ese las cuenta muy mucho antes de invitarse a una birra. Mi amigo alemán viene más a todo tren, pero claro luego me vende su coche, su aire acondicionado, su cortacésped, y su televisión y me deja tieso. Tengo ahora unos pocos amigos chinos viviendo en casa y oiga, son súper trabajadores, pero perra que recogen, perra que se llevan a China, y así no hay manera.
A pesar de su bipolaridad en el deporte le va muy bien, ¿no?
Ahí saco mucho pecho, más que nada porque se me da muy bien el deporte que hacen en la tele, como el motociclismo, la Fórmula 1, el tenis, el fútbol y el baloncesto, en el resto de deportes me la resbala a la grande y eso que he sido campeón en deportes como voleyball o vela e inventé el deporte de la esgrima. También hago algo de bici y un poquito de natación, pero por inercia más que por interés real. Y luego me pasa que si pierdo un partido de fútbol o una carrera de Fórmula 1, me considero una mierda y me enchufo el modo autoodio de nuevo.
Ahora que está tan de moda el concepto de marca personal, ¿Cúal es su marca, la marca España?
Creo que el problema es de mi publicista, lleva muchos años haciendo lo mismo y me «vende» en mi casa de la playa comiendo los pepinos que tengo en el huerto y yendo a la discoteca por la noche. Y claro con esa imagen no puedo vender mis otros productos de valor añadido, porque sabe usted, yo tengo fábricas de zapatos, juguetes, azulejos, coches y mucha tecnología, pero se piensan que soy un torero que vendo naranjas y me emborracho cada noche, y así no me toman en serio.
¿Qué planes de futuro tiene?
El futuro es complicado, con mis problemas internos sin resolver, mi bipolaridad intratable, y mi estado económico actual, sólo puedo esperar a que mis hijos, esos que se han ido fuera, empiecen a enviarme algo para mantener al resto, como ya hicieran hace años. Además mis gestores están sobrepasados, cada vez gasto menos y debo más, y mis vecinos que antes me envidiaban miran con recelo todas esas compras absurdas que he hecho. Mi amigo ruso cada vez me compraba más frutas de mi huerto y ahora no le dejan comprar, y la gasolina cada vez está más cara, que llenar el depósito me cuesta casi 100 euros, ¡qué escándalo!. Así que no pinta nada bien a corto plazo porque además no me dejan pasarme a las renovables, ni invertir en otra cosa que no sea mejorar mi casa de la playa.
Para acabar algo alegre, ¿Qué música escucha usted?
Bueno, pues antes escuchaba copla, flamenco, música italiana… ahora me ha dado por la música en inglés a días y por el pop en castellano otras veces. Mire le pongo un ejemplo, tengo un hijo que triunfa un montón un tal Enrique Iglesias, que a mi no me gusta nada y me burlo de él, pero ahí está vendiendo discos a cascoporro y yo no le hago ni caso.
Y ya la última ¿Porqué no le pone fin a las paellas con guisantes?
Es una lacra contra la que estoy luchando, algunos hijos míos le ponen chorizo de cantimpalo y cebolla, y pescado y carne todo mezclado… A mis vecinos les encanta el arroz con cosas, pero sólo mi hijo el valenciano las hace buenas de verdad, y no todos los días. La verdad es que tengo hijos magníficos, una sevillana que es la alegría de la huerta, un gallego que desconfía de su sombra, un mallorquín que juega al tenis que da gusto, un asturiano que no se habla con la mitad de la familia pero que corre que se las pela, un madrileño que hace un cocido para morirse, un riojano abstemio, un aragonés bonachón, un extemeño más listo que el hambre, el canario está siempre feliz… en fin que tengo muchos y muy buenos hijos, pero entre ellos discuten mucho, no se quieren, y sólo hacen que pedir. Creo que les eduqué mal, contándoles que había sido muy grande y ocultando mis miserias, con amigos que fomentaban la división y no la unión, y ahora tengo la casa por barrer. Así que usted me disculpe pero me voy a ver si hago la colada, que alguien tiene que lavar la ropa sucia.
Muchas gracias por la entrevista.
Adiós, agur, adéu, adeus.
A mí me gustan los guisantes en la paella, mire usted.
Me ha gustado mucho el post, la verdad. Los españoles tenemos un serio problema de ‘autoodio’. Tampoco debemos de ir al extremo, pero vamos, un término medio y abandonar eso de ‘Españistán’ y de asumir que todo lo español es malo nos iría bastante bien. Y también deberíamos asumir, algunos más que otros, que España tiene más lenguas que el castellano, más costumbres que las andaluzas y más historia que la castellana. Desde la sardana al flamenco pasando por la paella valenciana y la gaita asturiana, todo ello conforma la cultura española.