Hoy invito a mi amigo Miguel Ortiz @Miguelortiz1974 a escribir en mi web, él es la persona que conozco que más disfruta de las mascletàs y también quien más entiende. Así que le he pedido que radiografía una mascletà que sirva para guía durante estos días donde visitar la plaza del Ayuntamiento se convierte en una obligación. Aquí está su artículo, que lo disfruten:
La mascletà es uno de los espectáculos más esperados por los aficionados a las Fallas. El calendario oficial de los disparos falleros se inicia el 1 de marzo y acaba el 19 del mismo mes, coincidiendo con el día de la Cremà y el final de las fiestas. Valencia es considerada como la cuna de la pólvora o la ‘catedral mundial’ del sector pirotécnico y queda completamente demostrado a partir de las 14.00 horas cuando miles de personas se concentran en la plaza del Ayuntamiento.
Disparar una mascletà en Valencia en Fallas podría equipararse a torear en Madrid en la Feria de San Isidro, te miran con lupa y cualquier error se paga caro. Las empresas pirotécnicas inician el montaje de la pólvora a las seis o las siete de la mañana, lo tienen todo controlado. Despliegan todo el ‘arsenal’… y manos a la obra.
Antiguamente la mascletà se disparaba ‘a mano’, los empleados de la empresa protagonista se jugaban literalmente el tipo con la mecha con la que encendían las diferentes fases. Esta tradición desapareció definitivamente cuando Gori de Mislata, uno de los grandes, dijo adiós a la capital del Turia hace un par de años. A fecha de hoy, se disparan en su totalidad con ordenador.
Una de las costumbres de un buen aficionado a las mascletàs es situarse año tras año en el mismo punto, una ubicación que le permite analizar con gran criterio y rigor un disparo que empieza diez minutos antes de las dos de la tarde con tres ‘tró d’avís’. Las zonas más concurridas para contemplar el espectáculo suelen ser el entorno de la calle Correos, la calle Roger de Lauria o el conocido como edificio de Telefónica.
El espectáculo se inicia con una clásica traca valenciana que habitualmente da paso a una combinación de fase aérea y terrestre. La intensidad de la explosión indica el calibre o grosor de cada carcasa o ‘masclet’ y, normalmente, los que se cuelgan del perímetro, es decir, de las vallas de seguridad, son los conocidos como golpes digitales.
Los pirotécnicos son verdaderos artistas porque, en determinados disparos, se puede percibir a la perfección la interpretación de partes del himno de Valencia o ‘Paquito el chocolatero’ o dibujan el cielo con los colores de la senyera de la Comunitat Valenciana.
Esta sección da paso al clásico cuerpo central de la mascletà que tiene un ritmo de menos a más y en el que el gran protagonista es el suelo al que complementa la fase aérea de colores. Los terremotos son los que más novedades van presentando con el paso de los años, divididos en varias fases, comenzando por una clásica terrestre que hace temblar literalmente los cimientos de la plaza, una aérea de distintos calibres y una combinada tierra aire con efectos digitales en el perímetro.
Una vez concluye el disparo, los aficionados suelen acercarse a la valla a expresar su opinión sobre el espectáculo mientras los responsables de la empresa pirotécnica saludan dando la ‘vuelta al ruedo’ antes de subir al balcón del Ayuntamiento de Valencia donde son recibidos por la alcaldesa Rita Barberá y se hacen las fotos con las cortes de honor de las falleras mayor e infantil de la capital del Turia.
Durante la retirada de los ciudadanos hacia sus destinos, es muy habitual observar los corrillos comentando el disparo del día, señalando donde ha podido estar el posible fallo y pensando ya en la mascletà del día siguiente.
Muy bien MIGUEL, sabía que eras un poeta relatando lo que ves, pero me has dejado «parao» de lo que sabes de «les mascletaés». Nací y viví muchos años en la plaza de la Virgen, me conozco como pocos las historias vividas por alli, pero tu me superas.
Ignacio Furió.
No sé, no sé… este año he «visto» (oído) algo más de la mitad y lo que he notado es que los foráneos, algunas veces han apoyado el «terremoto» final con fuego aéreo, ¡así no se puede! no se puede deleitar uno con el ritmo, porque se mezclan todos los ruidos y puestos a ser bestias, se puede tirar todo en un par de minutos y ¡¡vinga el soroll!! que a buen seguro una ingente multitud que solamente esperan el minuto final quedarían encantados… ni ritmo, ni maracas… ¡¡vinga la guitarra!! Un abrazo y a seguir