Cactus somos
Se nos come el desierto
Tranquilos dormimos,
Mientras nos balancea el viento.
Un día nos arrancará
Todos los pinchos la arena
Y yaceremos sin más
Entre dunas de pena
Entre dunas de pena
A la espera de un doctor
De esos de pala y pincel
A la espera de que el sol
Nos confunda con la arena
Entre las dunas de pena
Entre las dunas de pena
Éramos cactus
La brisa nos acariciaba
Éramos únicos
En nuestro entorno la nada
Nuestra piel desgarraba
Y ahora ya no somos cena
Yacemos en arena,
Quemada
Entre dunas de pena
En el desierto de arena
Entre dunas de pena
De pena
Las primeras 8 líneas de este poema las escribí en 1998, gané un concurso de poesía del Instituto de Benifaió gracias a ellas. Fueron 6.000 pesetas (36€) para gastar en el FNAC, que entonces daba para poco más de 2 discos, 3 si pillabas alguno en oferta. 10 años después añadí el resto de líneas para convertirlo en una canción que sonaba en casa de mi amigo Steph. Esta noche han aparecido los versos en mi sueño y quería compartirlos con vosotros.
*La foto es de la escultura «El Hombre Cactus» de Julio González.